Por todos es conocido que la combinación del queso y la cebolla caramelizada resulta deliciosa. Si le añadimos la mermelada, en este caso de pimientos del piquillo, el resultado no puede ser mejor.
Podemos hacer hojaldres individuales, por ejemplo si queremos servirlo como aperitivo o, como he hecho yo en este caso, utilizar la lámina de hojaldre para hacer una coca grande.
Lo único que nos llevará algo de tiempo será caramelizar la cebolla, para lo cual la cortaremos en juliana y la podremos en una sartén con un poco de aceite a fuego medio. La removeremos de vez en cuando y cuando veamos que está transparente añadiremos una cucharada de azúcar. Seguiremos removiendo hasta que veamos que se ha oscurecido (lo hará con mayor o menor intensidad, según hayamos utilizado azúcar blanquilla o morena). Reservaremos la cebolla caramelizada en un plato para que se temple.
A continuación, extenderemos la masa de hojaldre. Cubriremos la mitad de la superficie del hojaldre con la cebolla. Sobre ésta, dispondremos láminas de queso Camembert y sobre cada porción de queso, una cucharadita de mermelada de piquillos.
Doblaremos la masa de hojaldre sobre sí misma, cubriendo la mitad rellena, cerraremos bien los bordes (por ejemplo con ayuda de un tenedor, igual que cuando hacemos empanadillas). Pincharemos con un tenedor el hojaldre para que respire.
Batiremos un huevo y pintaremos el hojaldre.
Introduciremos el hojaldre en el horno, precalentado a 200 °C y lo dejaremos hasta que se esté dorado.
Buen provecho!