Esta es una versión casera del clásico “Trinxat de la Cerdanya”, con la ventaja de que podemos hacerlo en cualquier época, ya que al contrario de lo que ocurre con la col de invierno, tenemos brócoli a nuestra disposición durante todo el año. Y tan fácil de hacer como el auténtico Trinxat.

El brócoli o brécol tiene múltiples beneficios para el organismo. Es rico en hierro, clorofila y ácido fólico. Tiene un alto contenido en vitamina C, contiene vitamina K y vitaminas del complejo B y vitamina A, además de magnesio, zinc, potasio y fósforo.

Su elaboración es muy sencilla. Pelaremos y cortaremos la patata. Cortaremos el brócoli, eliminando el tallo grueso central. Lo podremos a hervir en abundante agua salada hasta que la patata esté tierna. Escurriremos.

Con ayuda de un tenedor o chafapurés, chafaremos la patata y el brócoli. Yo lo suelo hacer en el mismo escurridor para eliminar cualquier resto de agua. Una vez eliminado cualquier resto de agua, lo pasaremos a un bol.

Elegiremos una sartén antiadherente y cuando esté caliente, añadiremos los taquitos de panceta. Iremos removiendo hasta que estén tostados.

Los añadiremos al brócoli y removeremos bien la mezcla.

En la misma sartén en la que hemos frito la panceta, pondremos la cantidad de mezcla de brócoli y patata correspondiente a una ración. A fuego vivo. Con ayuda de una espátula daremos forma redonda al trinxat. Lo dejaremos unos minutos para que se haga una ligera capa crujiente. Le daremos la vuelta y repetiremos el proceso.

Serviremos caliente