Aun cuando se considera un grano, la quinoa, técnicamente, es la semilla de una hierba. Su consumo se está popularizando sobretodo en las dietas vegetarianas debido a sus cualidades nutritivas, ya que tiene un alto contenido en proteínas. Además, es rica en hierro y magnesio.
Lo primero que debemos hacer es lavar la quinoa. Para ello, la introduciremos en un recipiente y la cubriremos con agua. Removeremos para facilitar el lavado. Cambiaremos el agua y repetiremos la operación. Por último, pondremos la quinoa en un colador y la volveremos a lavar cuidadosamente debajo del grifo del agua fría. Una vez enguagada podremos cocinarla.
La coceremos a fuego lento durante diez minutos, teniendo en cuenta que la proporción será de una parte de quinoa por dos de agua. Transcurrido este tiempo, veremos cómo el pequeño germen blanco se desprende. Dejaremos que la quinoa se hinche fuera del fuego.
Mientras tanto, iremos preparando las verduras. En esta ocasión, he elegido espárragos trigueros, setas variadas y ajos tiernos. Cortaremos las verduras a trocitos pequeños y las saltearemos en una sartén a fuego vivo. Salaremos.
Cuando las verduras estén en su punto, las mezclaremos con la quinoa y ya podremos degustarlo. Recomiendo añadir un poco de salsa de soja.