Este pollo es ideal para llevarlo a la oficina acompañado de una ensalada, para un picnic, para prepararlo de un día para otro, etc… ya que no hace falta comerlo caliente.

La marinada es una técnica culinaria consistente en sumergir un alimento en un líquido aromatizado para que se ablande y que  absorba el sabor de estos líquidos. Técnica muy apropiada para la pechuga de pollo, que es una pieza que tiende a resecarse al asarla.

Cada uno puede elegir la composición de la marinada porque, como siempre digo, cada cual tiene que cocinar a su gusto.

En esta ocasión, he optado por una marinada a base de zumo de limón, miel, salsa Perrins, hierbas provenzales, pimienta, sal y aceite oliva virgen extra. La mejor manera de prepararla es ir añadiendo ingredientes y probando su sabor, hasta conseguir justo el que buscamos.

Iremos añadiendo los ingredientes elegidos para la marinada en un bol. Con unas varillas manuales mezclaremos bien todos los ingredientes para que queden bien integrados.

Sumergiremos las pechugas de pollo (sin piel) en la marinada. Taparemos el bol con papel film y lo introduciremos en la nevera durante varias horas (cuanto más tiempo las dejemos en remojo, más sabrosas y tiernas nos van a quedar). Yo las suelo dejar entre 4 y 6 horas.

Cuando las queramos cocinar, las extraeremos del líquido y, sin escurrirlas demasiado, las colocaremos sobre una plancha muy caliente. Una vez marcadas, bajaremos el fuego para que no se quemen por fuera y queden crudas por dentro. Mientras se van haciendo en la plancha, podemos ir pintando la pechuga con la marinada con ayuda de un pincel.

Una vez hecha, cortaremos la pechuga en láminas y ya estará lista para incorporarse a una ensalada y convertirse en un delicioso plato unico.

Ingredientes

Pechuga de pollo

Zumo de limón

Salsa Perrins

Miel

Aceite de oliva virgen extra

Pimienta

Sal

Hierbas provenzales