Receta muy económica, que gusta tanto a mayores como niños, aunque si lo preparamos para estos últimos, nos tendremos que moderar con la guindilla. De hecho, ésta es una receta de mi infancia, que tengo que agradecerle a mi tía Ana. Para comer con los dedos directamente y chupárselos después.
En la pollería pediremos que nos partan las alitas y desecharemos la punta o tercera falange, quedándonos con el drumette y con el ala.
Empezaremos por elaborar la salsa picante. Para ello, echaremos un chorrito de aceite en una cazuela. Añadiremos tomate natural triturado. Salaremos al gusto. Añadiremos un poquito de azúcar, blanca o morena y la guindilla seca o cayena a voluntad (cortada en dos o tres trozos cada uno). Dependiendo de nuestro gusto por el picante añadiremos más o menos. Yo, que no soy amiga de la comida muy picante, he añadido media cayena. Pondremos el fuego a potencia suave y dejaremos que, con calma, se vaya haciendo el tomate.
Iremos removiendo, de vez en cuando la salsa para que no se pegue. Una vez el tomate haya perdido el agua y haya espesado, la tendremos lista. Aoagaremos el fuego y la reservaremos.
A continuación, freiremos las alitas de pollo previamente salpimentadas. En abundante aceite de girasol muy caliente.Gran parte de la gracia de estas alitas está en que la piel del pollo haga costra. Queremos que queden crujientes por fuera y tiernas por dentro. Conforme las vayamos haciendo, las iremos colocando en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Una vez fritas, las bañaremos en la salsa de tomate. Bien impregnadas.
Serviremos inmediatamente para conservar el crujiente del pollo.
Ingredientes para 4 personas
12 alitas de pollo
1 lata de tomate natural triturado
Aceite de girasol (para freir)
Aceite de oliva (para el sofrito)
Sal
Pimienta
Azúcar
Guindilla seca
Ricas,ricas. Fáciles de comer y apetitosas. Es empezar y no acabar cuando lo que más me gusta es el ala.
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Qué bien, Maria! Me alegro de que te gusten!
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