Aun cuando no se trata de una receta oriental, lo cierto es que el sabor a salsa de soja recuerda algo a este tipo de comida. Si nos apetece darle un toque diferente a las pechugas y apartarnos de la típica pechuga a la plancha, nos podemos animar a preparala de este modo. Si lo acompañamos de pasta o arroz para aprovechar la salsa, tendremos un completo y original plato único.

En primer lugar, cortaremos las pechugas en filetes y a continuación en tiras finas. Salpimentaremos. En una sartén amplia y antiadherente, con un poco de aceite, freiremos a fuego vivo las tiras de pechuga. No las haremos mucho porque no nos interesa que nos queden resecas. Las reservaremos.

En el mismo aceite, pocharemos, a fuego medio, la cebolla cortada en brunoise fina junto con los dos dientes de ajo, picados muy finos. Cuando veamos que la cebolla ha cambiado de color, añadiremos dos cucharadas de azúcar moreno, dos cucharadas de miel y un vaso de vino blanco. Removeremos bien. Dejaremos que se evapore el alcohol de vino. A continuación, añadiremos 3/4 partes de un vaso de salsa de soja y un chorro de vinagre. Seguiremos removiendo. Por último, añadiremos el zumo de tres naranjas.

Dejaremos la salsa en el fuego para que vaya reduciendo. Cuando haya reducido un poco, incorporaremos las tiras de pollo que teníamos reservadas. Lo mezclaremos todo bien para que el pollo coja el sabor de la salsa. Lo dejaremos dos o tres minutos a fuego medio.

A mí me gusta dejar el pollo reposando en la salsa unas horas y calentarlo antes de comer para que el sabor sea más intenso.

Lo podemos servir acompañado de arroz, pasta o aprovechando el sabor que nos recuerda a la comida oriental, fideos chinos.

Ingredientes para 4 personas
600 grs de pechuga de pollo
1 cebolla dulce grande
2 dientes de ajo
2 cucharadas soperas de azúcar moreno
2 cucharadas soperas de miel
1 vaso de vino blanco
3/4 partes de un vaso de salsa de soja
1 chorrito de vinagre
3 naranjas en zumo
Aceite
Pimienta
Sal