Las cremas de verduras suelen ser habituales en todas las casas. Son fáciles de preparar, saludables y una buena forma de conseguir que los más pequeños tomen verduras sin quejarse. Esta es una forma diferente de tomar la clásica crema de calabacín. Si nos apetece darle otro aspecto, la podemos presentar en dos colores. Además, el queso de raclette le da un sabor diferente que liga muy bien con esta verdura.
Tendremos preparadas dos cacerolas. Trocearemos en juliana dos cebollas. Con un poco de aceite, echaremos en cada cacerola una cebolla cortada. A fuego medio, para que la cebolla no se queme sino que se poche, la dejaremos cinco minutos.
A continuación, cortaremos, sin pelar, en rodajas dos calabacines y los incorporaremos a una de las cacerolas.
En la otra, añadiremos, los otros dos calabacines, pero éstos pelados. Añadiremos a esta segunda cacerola, una patata, pelada y cortada a rodajas.
Removeremos bien los ingredientes de ambas cacerolas y salaremos. A continuación, cubriremos con agua. Simplemente cubrir. La cebolla y el calabacín tienen mucha agua y no nos interesa que la crema quede demasiado líquida.
Dejaremos las cacerolas hirviendo durante unos 30 minutos, aproximadamente.
Transcurrido este tiempo, apagaremos el fuego.
En la cacerola que contiene el calabacín con piel, añadiremos el queso de raclette.
Batiremos, con una batidora eléctrica las dos cremas por separado hasta que nos quede textura fina.
A la hora de servir, en un lado del plato, dispondremos un cazo de crema verde y en el otro lado, otro cazo de crema blanca, intentando que no se mezclen.
Podremos decorar el plato con cebolla frita o picatostes.
Ingredientes para 4 personas
Para la crema verde:
Aceite
1 cebolla
2 calabacines con piel
Sal
Queso de raclette
Para la crema blanca:
Aceite
1 cebolla
2 calabacines sin piel
1 patata