Para elaborar esta receta tenemos varias opciones. Podemos preparar el bacalao confitado, al horno, a la plancha o al vapor. Cualquiera de estas alternativas es válida, depende del gusto de cada cual. En esta ocasión, he optado por prepararlo al vapor, ya que de este modo el pescado conserva todas sus cualidades nutritivas y el plato resulta más ligero.
En primer lugar, colocaremos los lomos de bacalao en una vaporera. Llenaremos un cazo con agua y lo llevaremos a ebullición. Cuando el agua hierva, colocaremos la vaporera con los lomos de bacalao encima para que se cueza y lo dejaremos, aproximadamente, 10 minutos. Conviene que quede un poco crudo, ya que, posteriormente, deberemos introducirlo en el horno para terminar el plato. Pasado este tiempo, reservaremos los lomos y los dejaremos enfriar.
A continuación, prepararemos alioli (con aceite de girasol para que no sea tan fuerte), intentando que quede muy espeso. En caso contrario, nos costará mucho que se aguante encima del bacalao.
Dispondremos los lomos de bacalao en una fuente de horno. Con una cuchara, cubriremos el lomo de bacalao con una gruesa capa de alioli (por eso nos interesa que sea muy espeso) y lo introduciremos en el horno, en función “gratinar“. Veremos cómo, rápidamente, el alioli se hincha y se tuesta. Depende de cada horno, pero con un minuto o minuto y medio será suficiente. En cuanto el alioli este gratinado, lo retiraremos.
A la hora de servirlo, haremos una cama con salsa de tomate frito en medio del plato. Aconsejo que la cama sea fina y estrecha, ya que al colocar el bacalao encima, se extenderá. Dispondremos el bacalao sobre el tomate frito. Y ya estará listo para comer.