Rodaballo al horno con almejas

Si fuera por su aspecto jamás hubiera probado el rodaballo. Es un pez muy feo. Y tiene un color que no invita a comértelo. Sin embargo, el día que seguí el consejo de la pescadera y lo probé, descubrí un pescado que todo lo que tiene de feo, lo tiene de fino y delicioso. Nunca le agradeceré bastante que me insistiera tanto en que lo probara. Requiere de pocos aditamentos. Normalmente, lo compro cortado a lomos con piel y lo hago a la plancha sin más. Es tan sabroso que no necesita más.

Hoy, sin embargo, he decidido prepararlo al horno acompañado de unas almejas. Una receta muy sencilla, ràpida, fácil y con la que apenas ensuciaremos enseres de la cocina, lo cual también es de agradecer.

Elegiremos un rodaballo grande. Yo los prefiero a los de ración, ya que son mucho más jugosos. En la pescadería pediremos que nos lo corten en lomos con piel. Buscaremos una fuente apta para el horno y colocaremos los lomos encima con la piel hacia abajo. Regaremos con aceite de oliva virge extra y salaremos. Cortaremos unas rodajas finas de limón y las colocaremos sobre el rodaballo.

Las almejas deberemos sumergirlas en agua fría con sal, al menos, durante media hora para que escupan los restos de tierra que pudiera haber en su interior. Pasado este tiempo, las lavaremos bien bajo el grifo para eliminar restos de tierra y sal y las reservaremos.

Introduciremos la bandeja con el rodaballo en el horno previamente precalentado a 200º y lo mantendremos durante 6 o 7 minutos. Transcurridos este tiempo, añadiremos las almejas y dejaremos la bandeja en el horno durante el tiempo estrictamente necesario para que las almejas se abran (pero no se resequen). En cuanto veamos que las almejas se han abierto, retiraremos la bandeja del horno y emplataremos inmediatamente.

A la hora de emplatar, pondremos un lomo en cada plato, repartiremos las almejas y regaremos con el líquido que han soltado éstas.