Receta familiar. Receta de mi abuela, que ha seguido mi madre, después yo misma y quién sabe cuántas generaciones venideras la continuarán.

Es una deliciosa manera de aficionar a los niños a las judías verdes. De hecho, mis hijos se aficionaron a esta verdura con este plato y ahora, muchos años después, las judías verdes, cocinadas de cualquier manera, se han convertido en uno de los alimentos favoritos de mi hija pequeña.

Las judías verdes pueden ser las perona, en cuyo caso quitaremos las hebras laterales y las cortaremos por la mitad, longitudinalmente, para que queden finas tiras.

Las herviremos en agua salada hasta que estén tiernas (o las coceremos al vapor) y las reservaremos una vez escurridas.

A continuación, cortaremos la patata en cuadrados ( de 1 cm, aproximadamente) y las freiremos en abundante aceite hasta que estén doradas. Las reservaremos sobre papel absorbente para retirar el exceso de grasa.

Por último, cortaremos la longaniza fresca de Aragón y la freiremos. Reservaremos. En el caso de no encontrar longaniza fresca de Aragón, podemos sustituirlo por un fuet tierno. No es lo mismo, desde luego, pero es un buen sustituto y más fácil de encontrar.

A la hora de montar el plato, colocaremos las patatas fritas en el centro del plato (haciendo una montaña), colocaremos por encima las judias y, sobre éstas, los taquitos de longaniza.