Me encantan las sardinas, aunque me suele dar pereza limpiarlas y no me gusta que dejen olor en la cocina. Estos inconvenientes ya son historia desde que descubrí esta manera de cocinarlas: a la sal.
El método es muy sencillo, no hace falta descamarlas y no deja olores. Salen sabrosas y muy jugosas.
Elegiremos sardinas grandes. Simplemente deberemos extraer la tripa, haciendo un corte en el vientre para sacarla con las manos Las secaremos con papel absorbente y las reservaremos.
Elegiremos una fuente amplia, apta para el horno. Cubriremos con papel de aluminio la base de la fuente. Mejor si nos sobra papel por los lados. Echaremos una capa de sal gorda para horno y colocaremos encima las sardinas.
Cubriremos las sardinas con otra capa de sal. Por último, cubriremos con papel de aluminio. Utilizando el papel que hemos puesto en la base de la fuente, haremos un sobre, cerrando bien todos los bordes.
Introduciremos la fuente en el horno, previamente calentado a 180 ° , durante 20 minutos.
Mientras se van haciendo las sardinas, prepararemos el aliño. Picaremos muy fino ajo y perejil. Lo mezclaremos en un bol y bañaremos con aceite de oliva virgen extra. No saltaremos, ya que las sardinas estarán suficientemente saladas.
Transcurridos los 20 minutos de horno, abriremos el sobre de papel de aluminio, extraeremos la sal y quitaremos la piel a las sardinas. Veremos cómo la piel sale con facilidad.
Dispondremos los filetes de sardina ya pelados sobre el plato y regaremos con el aceite de ajo y perejil.
Ingredientes
8 sardinas grandes
1 kg de sal gorda para horno
Aceite
Ajo
Perejil
Te han salido de rechupete.
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Buenisimas, Conxita!! Y sin olores!! Vale la pena hacerlas así. Besos.
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Que gran solución. Ya no tendré que esperar para comerlas en la playa
La pinta estupenda
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Fácil, limpio y sin olores!!! Efectivamente, ya no tienes que esperar a comerlas en la playa. Besos, Pite.
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